Estoy humillado por el uso indebido de mis facultades, las oportunidades descuidadas, las palabras imprudentes. Me arrepiento de mis métodos insensatos y desconsiderados, mis resoluciones rotas, mi servicio deshonesto, mis pasos rebeldes, mis pensamientos vanos.
¡Oh entierra mis pecados en el océano de la sangre de Jesús! Que no resulte maldad de mi temperamento irritable, comportamiento indecoroso, mezquindad provocadora.
Si por falta de amabilidad he herido o lastimado a alguno, sánale con el bálsamo de tu consuelo celestial; Si he visto con frialdad la necesidad, la miseria, la aflicción, en tu justo enojo, no me abandones; Si he omitido el aliviar la pobreza y el dolor, no me niegues tu bondad inmerecida; Si he rechazado a aquellos que me han ofendido, mantén abierta la puerta de tu corazón a mi necesidad.
¡Lléname con un océano desbordante de compasión!, que el reino de amor sea mi motivo, que la ley del amor sea mi regla.
¡Oh Dios de toda gracia, hazme más agradecido, más humilde!; Inspírame con un profundo sentido de mi indignidad derivado de la depravación de mi naturaleza, mis obligaciones omitidas, mis dones no trabajados, la violación de tus mandamientos.
Con todas mis oraciones de gratitud y alegría permíteme recordar que tengo razones para pesarme y humillarme; ¡Oh, dame arrepentimiento para vida; Fíjame en unidad con mi bendito Señor, que la fe se adhiera a él con más firmeza, que el amor llegue a entrelazarse a su alrededor con más fuerza, ¡Que su Espíritu impregne cada fibra de mi ser!
Entonces, envíame a dar a conocer su Nombre entre mis hermanos los hombres.
Por Arthur Bennett
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth
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