Las bases para crecer son indispensables, pero necesitamos saber como es que la Iglesia del Señor crecerá así que empecemos con las bases.
tenemos que desarrollar el carácter de la iglesia. Si dependemos de métodos para hacer que nuestra iglesia crezca, corremos el riesgo de convertir la metodología en un ídolo con la sugerencia de que tal “método” puede hacer que la iglesia crezca. En algunos casos el crecimiento de la iglesia ha degenerado en débiles esfuerzos por hacer en forma mecánica lo que Dios desea hacer en forma sobrenatural. El pecado de la carnalidad es ni más ni menos que el esfuerzo por hacer trabajo sobrenatural por medio de capacidad humana. Jeff Jernigan refleja el mismo sentimiento cuando escribe: “Si los programas y las fórmulas tuviesen la capacidad para generar el crecimiento, entonces dependeríamos de ellos para movernos hacia la autosuficiencia en vez de una dependencia activa en la soberanía de Dios por medio de nuestra fe.”
La Biblia abunda en ejemplos donde los hombres intentaron ayudar a Dios en realizar su obra. Abraham, por ejemplo, intentó ayudar a Dios a cumplir su promesa sobrenatural de darle prole, primero adoptando a su esclavo y después engendrando un hijo con Agar, sierva de Sara (Génesis 15-16). Los resultados fueron desastrosos, como se podría anticipar. En dos ocasiones los israelitas fueron censados. La primera ocasión registrada en Números 1, era en respuesta al mandato de Dios y tenía el propósito de cuidar y proteger al pueblo. El segundo caso fue idea de David y brotó de su orgullo en la fuerza militar de Israel (1 Crónicas 12). En esta ocasión el censo de Israel fue condenado porque representaba la confianza en la fuerza militar para librarles de los enemigos. Dios quería que Israel se diera cuenta de que él mismo era el responsable por su victoria.
Cuando el crecimiento de la iglesia resulta de la obra sobrenatural del Espíritu Santo, entonces la gloria siempre será para Cristo, y no para el líder o el método. Tenemos que ejercer cuidado en el campo del crecimiento de la iglesia para no llegar a creer que podemos lograr que la iglesia crezca por medio de métodos que carecen del poder sobrenatural. Quisiera dejar bien claro que no estoy sugiriendo que no necesitemos estudiar y aprender los principios para crecimiento y los métodos efectivos que Dios ha bendecido en las iglesias que están creciendo. Dios no es Dios de confusión; con frecuencia elige obrar por medio de las estructuras y organizaciones. No estoy proponiendo que desechemos las conferencias sobre crecimiento de las iglesias. Pero sí estoy argumentando a favor de la premisa que el crecimiento de la iglesia es por definición un evento sobrenatural, y por consiguiente, tiene que principiar con un encuentro sobrenatural con el Dios Santo.
La primera prioridad del pastor y la iglesia tiene que ser el desarrollar una relación profunda con él. El crecimiento no es resultado de una operación que realizamos sobre la iglesia; más bien es una consecuencia de una relación correcta con Cristo, la Cabeza de la iglesia. Por tanto, el crecimiento no es el fin en sí mismo. Es resultado de la investidura sobrenatural del poder divino.
La Biblia abunda en ejemplos donde los hombres intentaron ayudar a Dios en realizar su obra. Abraham, por ejemplo, intentó ayudar a Dios a cumplir su promesa sobrenatural de darle prole, primero adoptando a su esclavo y después engendrando un hijo con Agar, sierva de Sara (Génesis 15-16). Los resultados fueron desastrosos, como se podría anticipar. En dos ocasiones los israelitas fueron censados. La primera ocasión registrada en Números 1, era en respuesta al mandato de Dios y tenía el propósito de cuidar y proteger al pueblo. El segundo caso fue idea de David y brotó de su orgullo en la fuerza militar de Israel (1 Crónicas 12). En esta ocasión el censo de Israel fue condenado porque representaba la confianza en la fuerza militar para librarles de los enemigos. Dios quería que Israel se diera cuenta de que él mismo era el responsable por su victoria.
Cuando el crecimiento de la iglesia resulta de la obra sobrenatural del Espíritu Santo, entonces la gloria siempre será para Cristo, y no para el líder o el método. Tenemos que ejercer cuidado en el campo del crecimiento de la iglesia para no llegar a creer que podemos lograr que la iglesia crezca por medio de métodos que carecen del poder sobrenatural. Quisiera dejar bien claro que no estoy sugiriendo que no necesitemos estudiar y aprender los principios para crecimiento y los métodos efectivos que Dios ha bendecido en las iglesias que están creciendo. Dios no es Dios de confusión; con frecuencia elige obrar por medio de las estructuras y organizaciones. No estoy proponiendo que desechemos las conferencias sobre crecimiento de las iglesias. Pero sí estoy argumentando a favor de la premisa que el crecimiento de la iglesia es por definición un evento sobrenatural, y por consiguiente, tiene que principiar con un encuentro sobrenatural con el Dios Santo.
La primera prioridad del pastor y la iglesia tiene que ser el desarrollar una relación profunda con él. El crecimiento no es resultado de una operación que realizamos sobre la iglesia; más bien es una consecuencia de una relación correcta con Cristo, la Cabeza de la iglesia. Por tanto, el crecimiento no es el fin en sí mismo. Es resultado de la investidura sobrenatural del poder divino.
Extraído del libro: "El modelo Antioquía"
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