A menudo, la unidad de la iglesia es frágil porque está construida con los materiales equivocados. La unidad basada en costumbres culturales y gustos personales es quebradiza: pon un poco de presión en ella y se hará pedazos. Pero la unidad basada en la sana doctrina es fuerte y flexible, como una casa con una sólida estructura construida sobre unos buenos cimientos.
Cuando la tormenta ruja contra ella, podrá balancearse y crujirse un poco por el viento, pero permanecerá en pie. La sana doctrina es la sustancia y el núcleo de nuestra unidad en la iglesia. Por ello, deberíamos unir nuestras iglesias en torno a la verdadera doctrina bíblica, no en torno a costumbres.





Extraído del libro:  (B. Jamieson - La sana doctrina)

0 comentarios: