La adolescencia, es una etapa marcada por cambios acelerados, en, lo físico, emocional,intelectual y relacional. Y es justamente en esta fase que muchos adolescentes, deciden cual será el rumbo de sus vidas, en cuanto a la Fe que profesaran, al estilo de vida que llevaran y es allí donde escogen la carrera a la que se dedicaran el resto de sus vidas. En pocas palabras las decisiones que tomen, determina su eternidad.

 Esto nos coloca en una situación muy sensible e incómoda, ya que las estadísticas nos dicen que más del 80% de los jóvenes abandonan la iglesia antes de cumplir los 16 años y en su gran mayoría nunca vuelven a las iglesias, ni tienen deseo de seguir a Cristo, adoptando una cosmovisión humanista, opuesta totalmente a Dios.
Al observar el panorama actual, podríamos buscar los factores que llevan a los jóvenes a mostrarse reacios con en el Evangelio. Pero en la experiencia que nos ha tocado vivir, hay un común denominador en la mayoría de ellos:
  • La familia, no fue el soporte principal y apoyo para los maestros de jóvenes.
  • Nunca tuvieron una fe genuina. Muchos hicieron una “profesión” de fe, siendo niños, sin haber entendido lo básico del Evangelio (Dios, pecado, juicio, Cristo).
  • No han desarrollado sus disciplinas privadas espirituales.
  • Jamás supieron qué creían y porqué creían. Falta de discipulado.
  • La iglesia (nosotros), no propició un ambiente adecuado para que desarrollen amistades profundas y genuinas.
  • No incentivamos el crecimiento integral de manera “agresiva”. Al contrario nos contentamos con el fruto inmediato.
Podrían ser muchos factores más, pero, creo que estos son los puntos más determinantes, y que nos han pasado la factura a lo largo del tiempo y como resultado ahora nos encontramos un déficit de asistencia de adolescentes en nuestro círculo congregacional.

Créditos:
La estadística la tomé del documental: Dividida 
Imagen extraída de nibia pizzo

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy interesante, muy cierto de hecho

Unknown dijo...

Es verdad cada hermano debe ayudar a su hijo a andar en cristo y no dejar el trabajo a los maestros de escuela dominical o a los lideres