La oración es un privilegio que tiene cada seguidor de Jesucristo sin importar la edad, donde viva o en qué trabaje. Desafortunadamente, pocos creyentes oran como Jesús nos enseñó a orar. En Mateo 6:9-10, Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la Tierra”. Steve Hawthorne, autor mundial y movilizador, dice con respecto a esta oración.

Esta oración no es una declaración de alabanza. Es explícitamente una petición en el idioma original: “Padre…¡santificado sea tu nombre!” Parafraseado es, “Padre levanta, destaca, exalta, manifiesta y revela Tu nombre a la gente de la tierra. ¡Hazte famoso por lo que realmente eres para que la gente de la tierra te conozca y te adore!”. La oración se puede hacer en toda su profundidad en la dimensión global que Jesús enseñó: “en la tierra como en el cielo”.


Qué emocionante saber que incluso en este momento podemos unirnos a Dios para pedir que Su propósito y pasión singular sean completados. Oraremos que el nombre de Dios sea santificado entre todos los pueblos de la tierra que tienen poco o ningún acceso al Evangelio.


Extraído de Xplore.

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