Ella me dijo: Sí acepto…
Hoy, cumplimos un año desde que unimos nuestras vidas. Aunque aún hay mucho camino por recorrer, puedo decir que hasta aquí el Señor ha sido bueno conmigo.
Me ha bendecido con una hermosa esposa, que ama al Señor. Soy testigo de cómo cada mañana busca al Señor en oración e intercede por mí.
Me encanta como cocina, cada día es un placer llegar a casa y saber que hay algo rico, muy rico esperándome.
También me ha enseñado que debo sonreír en las fotos, cosa difícil para mí. Y a posar hasta que salga una buena toma…

Ella, está siempre al tanto de que debo vestir bien y siempre me dice que soy guapo (creo que está enamorada muy enamorada de mi).
Además, su sonrisa y el buen sentido de humor la acompañan cada día. Por cierto ella tiene un corazón sensible y yo, bueno… sin palabras (creo que voy por ese camino).
Hay mucho más… mucho más, ella es la más guapa, linda y hermosa, ha llenado mi vida de color y ha puesto toda su vida en mis manos, tamaña bendición y responsabilidad, quiero seguir siendo para ella, su amigo, confidente, fotógrafo, compañero de aventuras, su pastor y esposo.
Así.. ¿Su nombre?, July, estoy enamorado de ella. Ha sido largo el camino para unir nuestras vidas, pero estamos aquí juntos, celebrando nuestro primer año de casados.

Mi July, mi bonita… Celebramos juntos nuestro primer año, feliz aniversario.
Aun hacen eco las palabras:
Prometo amarte en salud y enfermedad, en riqueza y pobreza... Si mi amor, NUEVAMENTE vuelvo a reafirmar ese pacto… PROMETO AMARTE SIEMPRE… TE AMO.



La adolescencia, es una etapa marcada por cambios acelerados, en, lo físico, emocional,intelectual y relacional. Y es justamente en esta fase que muchos adolescentes, deciden cual será el rumbo de sus vidas, en cuanto a la Fe que profesaran, al estilo de vida que llevaran y es allí donde escogen la carrera a la que se dedicaran el resto de sus vidas. En pocas palabras las decisiones que tomen, determina su eternidad.

 Esto nos coloca en una situación muy sensible e incómoda, ya que las estadísticas nos dicen que más del 80% de los jóvenes abandonan la iglesia antes de cumplir los 16 años y en su gran mayoría nunca vuelven a las iglesias, ni tienen deseo de seguir a Cristo, adoptando una cosmovisión humanista, opuesta totalmente a Dios.
Al observar el panorama actual, podríamos buscar los factores que llevan a los jóvenes a mostrarse reacios con en el Evangelio. Pero en la experiencia que nos ha tocado vivir, hay un común denominador en la mayoría de ellos:
  • La familia, no fue el soporte principal y apoyo para los maestros de jóvenes.
  • Nunca tuvieron una fe genuina. Muchos hicieron una “profesión” de fe, siendo niños, sin haber entendido lo básico del Evangelio (Dios, pecado, juicio, Cristo).
  • No han desarrollado sus disciplinas privadas espirituales.
  • Jamás supieron qué creían y porqué creían. Falta de discipulado.
  • La iglesia (nosotros), no propició un ambiente adecuado para que desarrollen amistades profundas y genuinas.
  • No incentivamos el crecimiento integral de manera “agresiva”. Al contrario nos contentamos con el fruto inmediato.
Podrían ser muchos factores más, pero, creo que estos son los puntos más determinantes, y que nos han pasado la factura a lo largo del tiempo y como resultado ahora nos encontramos un déficit de asistencia de adolescentes en nuestro círculo congregacional.

Créditos:
La estadística la tomé del documental: Dividida 
Imagen extraída de nibia pizzo