Las estadísticas actuales son apremiantes. La iglesia no está creciendo, sino reduciéndose. Podemos apuntar el dedo en cualquier dirección: la cultura secular, la política impía, los miembros hipócritas, o a los pastores a los que no les preocupa. Sin embargo, al final, cada miembro de la iglesia debe tomar la responsabilidad.
Soy miembro de la iglesia. Y apuesto a que usted también. Pero, ¿somos el tipo de miembro que cambiará estas tristes estadísticas? En alguna ocasión no he estado satisfecho con alguna iglesia. Y apuesto a que usted también. La insatisfacción es tan antigua como el jardín del Edén, y se inicia cuando hago que mis deseos y preferencias sean lo principal. Por supuesto, esta actitud se presenta en muchas formas. Decimos y pensamos cosas como: "No conecto con el mensaje", "La música es demasiado ___________", "Nadie me saluda", "nuestro pequeño grupo parece artificial", "hay demasiados hipócritas".

¿Suenan críticos estos ejemplos? Espero que no. Simplemente admito lo que he dicho en alguna ocasión. Por decirlo de manera simple, cada uno de nosotros o bien pensamos de forma bíblica en la membresía de la iglesia, o bien no lo hacemos. O bien servimos, o bien nos servimos a nosotros mismos. O bien somos miembros funcionales, o quejicas disfuncionales.

Soy miembro de la iglesia nos empuja a preguntarnos, "¿Qué tipo de miembro soy?" Durante esta evaluación, la Escritura da forma a la sabiduría de Rainer, a la vez que se fija la mirada del lector en Cristo, la cabeza de la iglesia. Y con cada compromiso, nos impulsa hacia el auto-examen, separando la diferencia entre una membresía de la iglesia insatisfecha y una funcional.
Extraído del libro: "Soy Miembro de la iglesia" por Thom Rainer.

¿Cómo vemos el Evangelismo como obligación u oportunidad?


Debemos cambiar nuestra mentalidad con respecto a compartir nuestra fe. Debemos verlo como una oportunidad asombrosa y no como una especie de tortura. Debería ser una actividad gozosa que no podemos esperar a hacer, en lugar de ser el peor momento de la semana. ¿Cómo se puede lograr esto?  

Ganamos, ganamos, ganamos
“¿Cuáles son las únicas tres cosas que pueden pasar cuando compartimos nuestra fe?” ¿Cuándo nos rechazan el Evangelio, perdemos o ganamos?

Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. 1P 4:14 


Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. Lc. 6:22-23

Lo único que no podrás hacer en el cielo - Mark Cahill

“Cada cristiano es un misionero o un impostor”. Charles Haddon Spurgeon

1. En el cielo podrás alabar a Dios.
2. Podrás adorarlo y podrás cantarle cantos. 
3. Hasta podrás aprender de su Palabra. 

Lo único que no podrás hacer en el cielo es compartir tu fe con un inconverso. ¿Por qué? Porque Todos en el cielo serán creyentes. 
¿Te das cuenta de que cuando exhales tu último aliento nunca más podrás volver a hablar con un inconverso? Considerando esta verdad, 

¿Cuál es la única forma en la que podemos ser efectivos? Practicando, practicando y practicando. 
El evangelismo es un talento aprendido. Dios pone la carga en nuestro corazón de alcanzar a los perdidos pero debemos salir y empezar a practicar esas conversaciones. Lo gracioso es que cuánto más uno práctica, más fácil se torna.


Hay sólo dos momentos para Compartir tu fe

2 Timoteo 4:2-8 es una porción de las Escrituras muy poderosa. En el versículo 2 Pablo nos aconseja a que “prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Recuerda que sólo hay dos momentos para compartir el evangelio con la gente: a tiempo y fuera de tiempo. ¡Estaría mal hacerlo en cualquier otro tiempo! Eso significa que deberíamos estar preparados para predicar la Palabra en todo momento. Date cuenta también de que cuando estemos delante de Dios para rendirle cuentas, ninguno de nosotros dirá que compartió demasiado de su Hijo. Sin embargo, muchos de nosotros nos daremos cuenta de que no lo compartimos suficiente durante nuestro tiempo en la tierra.

Practica, practica, practica. ¿Puedes pensar en alguien con quien necesitas practicar hoy? No me refiero a un simulacro, sino a una conversación con un amigo. Adelante. Ten valor. Te alegrarás de haberlo hecho. Ahora que sabemos lo que no vamos a poder hacer en el cielo, ¿qué nos puede dar el coraje que necesitamos en el Señor? El próximo capítulo nos mostrará cómo entrenar nuestra mente para empezar a ver las oportunidades que el Señor nos da en una forma diferente.
Lo único que no podrás hacer en el cielo - Mark Cahill


SALUDOS
Estimados hermanos y amigos en Cristo, saludos a cada uno de ustedes. Es mi deseo que sigan creciendo en la obra del Señor. Escribo agradeciendo a cada uno, por sus oraciones y su interés mostrado hacia la obra que emprenderé en los meses que vienen. 
VIAJE A LIMA
En el mes que pasó, he visitado varias iglesias en Lima. Fui a Huaral (Norte de Lima), Allí asistí a una capacitación para iniciadores de iglesias y se me dio la oportunidad para presentar el ministerio, que Dios mediante empezaré el año entrante. Además fui invitado a Villa el Salvador (Lima), donde predique en la iglesia Bautista de Tablada y Efata.
VIAJE A SANTIAGO DE CHILE 
También viaje hacia Maipu- Chile, donde fui invitado por la iglesia Bautista “Fe”, a su conferencia misionera, para hablar sobre mi tiempo sirviendo en Marruecos y a la vez, prediqué en otras tres iglesias, donde expuse los planes para iniciar la obra en Lambayeque.
PREDICANDO EN EL SUR DEL PERÚ 
Por otro lado, hice un viaje al sur del Perú, a 30 horas de distancia de mi ciudad natal, donde visité varias iglesias. Estuve predicando y presentando mi ministerio en diferentes iglesias. Como resultado de ello, algunas iglesias y pastores se han comprometido en brindar un apoyo financiero, otros se comprometieron a orar, mientras que algunos hermanos me han prometido apoyo con aquellas cosas que harán falta. 
Resumen del mes
Viajar cientos de Kilómetros, ha dado algunos frutos ya que la ayuda económica se ha aumentado levemente, aunque no en su totalidad, espero seguir visitando más iglesias. 






Jesús se preocupó de que sus discípulos aprendieran su forma de vivir con Dios y con los hombres. Reconoció que no era suficiente introducir a las personas a la comunión espiritual con él. Sus discípulos necesitaban saber cómo mantener esta experiencia y cómo compartirla, ya que era necesario perpetuarla por medio de la evangelización. Desde luego que, en un sentido técnico, la vida precede a la acción, pero bajo un punto de vista completamente práctico, vivimos gracias a lo que hacemos. Uno debe respirar, comer, hacer ejercicio, y proseguir con su trabajo si quiere crecer. Cuando estas funciones corporales se olvidan, la vida cesa. Por esto el esfuerzo de Jesús por hacer comprender a sus seguidores los secretos de su influencia espiritual han de considerarse como parte voluntaria de su estrategia básica. Sabía lo que era importante.

La práctica de orar
Tomemos, por ejemplo, su vida de oración. No fue accidental que Jesús dejara que sus discípulos muchas veces lo vieran conversar con el Padre. Así pudieron comprobar la fortaleza que esta práctica daba a su vida, y si bien no podían entender completamente de qué se trataba, tienen que haber caído en la cuenta de que era parte de su secreto de vida. Adviértase que Jesús no les impuso la lección, sino que más bien siguió orando hasta que por fin los discípulos se sintieron tan deseosos de imitarle que le pidieron que les enseñara lo que hacía.

Aprovechando esta oportunidad cuando se presentó, Jesús pasó a darles una lección que sus corazones estaban listos para recibir. Les explicó algunos de los principios básicos de la oración, y luego, antes de concluir, ilustró su explicación con una oración modelo (Mat. 6:9–13; Luc. 11:1–11). Se podría pensar que semejante práctica estaba por debajo de la capacidad de estos discípulos —la idea de tener que ponerles palabras en la boca para que supieran orar— pero Jesús no hubiera dado por sentado un punto tan importante. En realidad, estos métodos elementales de enseñar a menudo resultan necesarios para que las personas se inicien en esta práctica. Pero sea lo que fuere lo que resultara necesario, Jesús quiso que comprendieran la lección.

Al hablar con sus discípulos, insistió una y otra vez en la vida de oración, ahondando constantemente en su significado y aplicación a medida que iban siendo más capaces de comprender las realidades más profundas de su Espíritu. Fue una parte indispensable de su preparación, que a su vez habrían de transmitir a otros. Una cosa es cierta. A no ser que comprendieran el significado de la oración, y aprendieran cómo practicarla en forma continua, sus vidas nunca iban a producir mucho fruto.

Extraído de: "El plan supremo de Evangelismo"  Robert Coleman
Dios Poderoso,
Estoy humillado por el uso indebido de mis facultades, las oportunidades descuidadas, las palabras imprudentes. Me arrepiento de mis métodos insensatos y desconsiderados, mis resoluciones rotas, mi servicio deshonesto, mis pasos rebeldes, mis pensamientos vanos.
¡Oh entierra mis pecados en el océano de la sangre de Jesús! Que no resulte maldad de mi temperamento irritable, comportamiento indecoroso, mezquindad provocadora.

Si por falta de amabilidad he herido o lastimado a alguno, sánale con el bálsamo de tu consuelo celestial; Si he visto con frialdad la necesidad, la miseria, la aflicción, en tu justo enojo, no me abandones; Si he omitido el aliviar la pobreza y el dolor, no me niegues tu bondad inmerecida; Si he rechazado a aquellos que me han ofendido, mantén abierta la puerta de tu corazón a mi necesidad.
¡Lléname con un océano desbordante de compasión!, que el reino de amor sea mi motivo, que la ley del amor sea mi regla.
¡Oh Dios de toda gracia, hazme más agradecido, más humilde!; Inspírame con un profundo sentido de mi indignidad derivado de la depravación de mi naturaleza, mis obligaciones omitidas, mis dones no trabajados, la violación de tus mandamientos.
Con todas mis oraciones de gratitud y alegría permíteme recordar que tengo razones para pesarme y humillarme; ¡Oh, dame arrepentimiento para vida; Fíjame en unidad con mi bendito Señor, que la fe se adhiera a él con más firmeza, que el amor llegue a entrelazarse a su alrededor con más fuerza, ¡Que su Espíritu impregne cada fibra de mi ser!
Entonces, envíame a dar a conocer su Nombre entre mis hermanos los hombres.

Por Arthur Bennett 
“The Valley of Vision: Una Colección de Oraciones Puritanas”
publicado por Banner of Truth